lunes, 31 de octubre de 2016

Digest: Octubre 2016


Pues estas son las cosas que han pasado durante el mes de Octubre de 2016:


- Jugando con la pelota azul en el parque de los lagos descubro que realmente se le da muy bien. Que le da fuerte y recto, aunque siempre de puntera... aunque parece que se fija que yo le doy un poco con el empeine e intenta imitarme. (1 octubre) 

- Un día comentando cosas sobre los mocos, me dice que en el viaje a Estocolmo se comía los mocos estando en el barco viendo al teatro del Gato (la mascota del Viking Line). (2 octubre)

- Esta contando que en el cole no le ponen espaguetis para comer pero luego dice que si se los ponen. Le digo que está un poco "turu" porque antes dijo que NO y ahora dice que SÍ. Y dice: "Es que me gusta cambiar y por eso digo que No y luego que SÍ. (4 octubre)


- Por la mañana yendo al colé dice: "Cuando yo sea más grande y más fuerte y Guardia Civil voy a hacer...". (4 octubre)

- Después del cole, andando por el parque me dice: "Cuando yo sea Papá y tenga que ir a trabajar tendré una mochila de trabajar y una camiseta de trabajar y un portátil para trabajar y un móvil con números". (4 octubre)

- Me ve deshaciendo la maleta y se pone a llorar diciendo que no quiere que me vaya a trabajar. Yo le digo que no voy a trabajar que solo estoy colocando las cosas y que no me voy de viaje y se tranquiliza un poco... pero no se fía. (16 octubre)

- Después de un día un poco duro, de estar rebelde y tardar en hacer las cosas y de que yo me enfadara un poco ... aunque aguantando, estamos en la cama para leer el cuento y de repente se pone a llorar como arrepintiéndose del haber actuado así y de que aún así esté con ella. Y dice: "Perdooooon por haberte hecho enfadar antes". (16 octubre)

- Contándole un cuento y hablando no se de qué tema, le digo que "toda la gente tiene nariz y eso". Ella se queda pensando un dice: "Sí, un humano sin nariz es muy raro". (20 octubre)

- Hablando en la cocina respondo al Abuelo un poco en voz alta y me dice que le he gritado al Abuelo y eso esta muy mal... que no le grite o si que si no se enfada y que le pida perdón. (21 octubre)

- Preparándonos para ir al colegio por la mañana, me dice que le dé una pastilla de esas redondas y blanditas de la "J". Es una Juanola con propolis que le damos para suavizar la garganta y cuando tiene tos. (22 octubre)

- Me pide un helado que esta en el congelador y que le han comprado Los Abuelos. Cuando veo que es casi todo azúcar digo que pero ella se enfurruña y al final cedo porque no quiero que la líe antes de ir a la cama. Sin embargo, le digo a Los Abuelos que no vuelvan a comprar ese tipo de cosas, que es una mierda y lo le viene bien. Mientras, ella se come el helado todo seria y cuando me dirijo a ella me dice que no le diga nada que no quiere hablar. (23 octubre) 

- Hablando con un niño que estaba también de espectador en el campeonato de tiro con arco, Norah comenta que hoy hay niebla en la calle. Le explica al niño que eso es como si las nubes se hubieran caído. Y que no hay sol... y si no hay sol no hay sombra. (29 octubre)

domingo, 16 de octubre de 2016

Cosas que dice Norah IV

Más cosillas de las que dice Norah:
-En el metro de Londres, llenísimo de gente en un momento determinado: "Es un asco de lío".
-Por algún motivo en el viaje, estrés, nervios, enfado... pues "Yo me enfado la última". Claro que sí.
-David me dijo a mí algo de "pues maja, tal y cual" y Norah: "Mamá no es una maja, es una mamá" (con tono de enfado, claro).
-David le dice a Norah "Menuda ejemplar estás hecha"; cierto o no, ésta contestó con bastante vehemencia "YO NO SOY UNA EJEMPLAR, HMMM".
-"Norah, quieres hacer pis" (justo antes de coger el bus de Salisbury hacia Londres); "No"; "Norah, son 3 horas de bus y no vas a poder ir a hacer pis en el bus". "Ah, pues entonces sí voy".
-No sé a cuánto de qué: "El museo no se va porque no tiene piernas. La autofoto sí se va".
-En el British Museum: "A mí no me gusta ese museo. El de los dinosaurios y el planeta de la escalera sí me gustaba". (Recordemos que los dinos casi no los vio porque le daban miedo, y el planeta rojo le daba pavor... pero sin embargo, le gustó y aún hoy habla de ello.)
-Sonando las campanas de una iglesia: "Mamá, ¡está acampanando!".
-Llegando a casa un día tarde, con las plantas gigantes de calabaza de la entrada ("Mamá, un día no vamos a caber porque son muy grandes las calabazas, esta abuela está turú."), dice "La luz de la luna está iluminando la calabaza". Superbonito y poético.
-Norah dándole algo a David: "Y esto se lo das al abuelo, que es tu padre" (y no, no es Darth Vader).
-Su papá de viaje en Galicia. Le digo,"Norah, sabes dónde está papá?". "Sí, está en Galicia, ahí se come mucho pulpo".
-Este año le he comprado unas pastillas blandas con própolis, vitamina C y zinc. Le he dicho que es para que no le dé tos. Aunque no llevan azúcar, pues deben estar buenos, con sabor cítrico. Un día por la mañana, antes de salir al colegio, le digo "Norah, tienes tos". Me dice sin pensar que no. Y en menos de 1 segundo levantó la cabeza, se le iluminaron los ojos, y se apresuró a corregirse: "Sí, tengo tos, mira - cof cof" (tos falsa como una moneda de 4 pesetas). Ea. Por preguntar.
-Un día me trajo una flor que quiso ir ella a comprar. Además llevó a su padre a la floristería, porque él no sabía dónde estaba. Tiene un sentido de la orientación prodigioso desde los 15 meses, al menos.
-Hoy le digo a David "Norah hace más deporte un solo lunes que nosotros en todo el mes" (los lunes y los miércoles tiene psicomotricidad en el cole, luego predeporte, y luego la escuela de danza). Antes de decir David nada, dice Norah "Eso no puede ser". Pues no, no debería ser así. Que ella siga haciendo mucho, claro.... pero nosotros deberíamos aumentar nuestra actividad.
-Una cosa que dice mucho ahora cuando se enfada... En fin, se enfada (por el motivo que sea, a veces es tan oscuro y remoto que no conseguimos averiguarlo pero seguro que tiene razón) y se va a su bola un rato. Le intentas decir algo y dice "Espera que me tranquilice y luego ya..." (luego ya lo que sea que haya que hacer). Una capacidad de autorregulación que está muy bien. Porque claro, con nosotros que somos un poco inútiles la pobre se tiene que enfadar más a menudo de lo que querríamos.

Su vocabulario cada día es más amplio: olfatear, incluso, resonancia magnética...  se queda con todo.

De vacaciones en Finlandia y Estocolmo

El primer día que despertamos en el camping desayunamos cosas de las que habíamos comprado el día anterior en el supermercado. Después de la comida - cena en un restaurante en el minipuerto de Ruovesi. Tomamos hamburguesa, sidra finlandesa y Norah una crema de chantarelas. 
Ese primer día como toma de contacto estuvimos mirando las cosillas del camping. Nosotros teníamos una minicabaña con un camastro doble y uno simple. Una mesa y un frigo pequeño. Baño, no. Un armario pequeño. Vistas al lago.
Yo ese día estaba fatal de fiebre y de tos, que traía desde Londres que me había puesto mala de la garganta, creo que por dormir una noche con la ventana entreabierta.
Aun así, pues estuvimos viendo los animales. A Norah le hacía gracia la cabra ("No me miras? Que te toco el culete!" como dice en el vídeo). Luego echamos un ojo a las saunas, con unas llamas que andaban por ahí con cara de querer escupirnos.
Ese día al final fuimos a un gran centro comercial en Lempäälä. Cerraban las tiendas bastante pronto, pero David aprovechó para comprar alguna cosilla de tiendas de deportes. A Norah le compramos unas botas de trekking.
Después fuimos a Tampere a cenar, a un sitio llamado Plevna. Yo tomé hamburguesa, David pyttipannu y Norah salchichas. Luego me tomé un café especial para mi virus, con licor de chocolate-naranja, nata y menta. Norah se comió un helado. Curiosamente, cuando luego fuimos a cambiar el coche de sitio, a la vuelta de ahí hacia el centro, por una calle distinta, Norah señaló el restaurante desde fuera (otra fachada que por la que habíamos entrado, sin nada para identificarlo) y dijo: "Mira, ahí hemos comido nosotros." Alucinante, no era nada fácil realmente saber que era el mismo edificio. Acabamos la jornada dando un paseo viendo el apocalipsis zombi en forma de finlandeses pálidos en el parque pero no bebiendo, sino jugando al Pokémon Go...


El día siguiente ya era lunes y fuimos a la cosmopolita villa de Virrat. Una fiestaca de gente, tiendas... en fin. Compramos unas cosas para el culo para la sauna, para sentarnos, porque habíamos reservado hora para esa noche. Vimos un pueblo tradicional, un puente levadizo sobre un canal, y comimos el almuerzo en Mikontalo: un buffet con asado de Carelia y tal.

De ahí nos dirigimos a Helvetinjärvi ("El lago del infierno"), un parque nacional muy chulo con un paseo idílico. Ranitas, árboles... Norah anduvo bastante hasta que a su papá le tocó llevarla a burriquito. Unas vistas muy chulas al lago, y de vuelta rapidillo atravesando una ciénaga para llegar a tiempo a la sauna.
Sauna que nos costó 20 euros por 50 minutos!, snif... con lo que mola tener la tuya, estar el rato que quieras, ir todos los días... A Norah el asunto no le hizo mucha gracia pero sí que se metió en el lago, que estaba fresquito como corresponde. 
Después de la sauna nos hicimos una minibarbacoa a la fresca, de maíz y carne tipo köfte.


El martes nos dirigimos al tori de Vilppula, mediovacío ya cuando llegamos. Lógico, por las mañanas nos lo tomábamos con calma y desayunábamos cuando ya otros se hacían la comida a las 11 de la mañana. Sí que compramos una cantidad industrial de camemoro, 1 litro. Y arándanos y uva espino. En Mänttä tampoco había mucho que ver, pero almorzamos en un buffet donde había 4 postres diferentes. Alucinante, había gente que se echaba de los 4. A la vuelta ya hicimos barbacoa otra vez, con megadosis de panqueso y camemoro.



Por cierto, a destacar del camping los moteros que estaban ahí cuando llegamos el sábado. Cuando quisimos ir a cenar esa primera noche, nos dijeron que nanai, que los moteros se lo había comido todo!!! :o Por otro lado, aparte de los animales, había una muchacha joven muy delgada (que no era finlandesa) a la que hacían trabajar como ídem, de sol a sol (y ahí eso son muuuchas horas en verano, menos mal que ya era agosto). Lo mismo limpiaba las cabañitas que cortaba el césped. A otra señora mayor (tampoco finlandesa) la tenían lavando y planchando a las tantas de la noche.



Al día siguiente, miércoles, tocaba despedir el camping y nos fuimos a Helsinki. Nos alojamos en el Scandic Grand Marina, que estaba bastante bien en cuanto a habitación. David fue a ver la sauna e hizo amistad con un italiano y un coreano. Cenamos en Zetor para respetar la tradición de ir al menos una vez a este restaurante fino de gourmets :p, esta vez con Antti, "el amigo de papá que a ver cuándo viene a Valdemoro" (Norah dixit). Norah cenó sopa de salmón y un helado de pera, David pyttipannu y pannukakku, y yo reno y sorbete de arándano rojo y azul y un vino de camemoro. Tuvimos un buen rato.



El desayuno del día siguiente fue el estándar de los grandes hoteles. Hicimos las maletas y las dejamos en el hotel para ir al mercado de Kauppatori y encontrarnos con Aurora, que siempre nos recibe con la misma ilusión. Norah casi enseguida cogió confianza con ella, al igual que la noche anterior con Antti. Comimos en el restaurante Unicafé: comida abundante para estudiantes a lo baratísimo. Luego compré unos libros y ya tocaba ir al barco.



El barco era un Viking que al principio a Norah le daba un poco de miedo. Luego, fue lo que más le gustó, junto a Londres, de todo el viaje. Mientras David fue a la sauna, yo llevé a mi querida hija a la discoteca (de los niños), donde me mostró que en verdad es una bailarina nata. También tuvo su ración de piscina de bolas. Ahora, que el concurso para ganar chuches no le hizo nada de gracia ("eso tiene mucho azúcar, vámonos mamá") así que siguió bailando. Nos costó después un poco encontrar a papá en el barco, pero al final lo conseguimos y le compramos un croissant carísimo para cenar. Ah, y un munkki.

Dormimos superbien. El buffet pues el típico de los barcos, petado de gente, de gente impertinente y ansiosa, no fuera a ser que alguien les quitara la comida. 


En Estocolmo nos hacía bueno la mañana que llegamos. Con los maletones decidimos gastarnos los 270 krona de rigor para ir en taxi al hotel a descargar. Como era temprano, directamente nos fuimos al Skansen a ver las atracciones y los animales. Por supuesto que hubo que montar en el tren turístico. Nos tiramos el día ahí, viendo casas típicas antiguas suecas, renos, osos, lobos, cerditos, buah, de todo.... Norah se echó una siesta primero en brazos de papá ("Papá cógeme que tengo sueño y voy a dormir"), luego la pusimos encima de una mesa de meriendas a que descansara de forma apropiada.

Ya de vuelta al hotel, a despejarnos un poco. Luego intentamos buscar un sitio para cenar pero para nuestra desgracia acabamos en un McDonalds. Horroroso. Y con una dependienta que la pobre se hizo un lío, al final nos cobró mal, nos regaló una hamburguesa... puag.
Cosa curiosa: íbamos andando por la calle, y dice Norah "Mira, el metro", señalando unas puertas dobles en un edificio. Y sí, era la entrada del metro pero en nada se parecía al de Londres, o al de Madrid (que no es que lo conozca mucho, pero en fin...). En Helsinki no nos montamos en metro. Vamos, que lo reconoció como tal cuando probablemente a cualquier turista poco curtido le podría resultar complicado. Superlista.
En otro momento, dice "Mira, están cayendo gotas." David le dijo que no, que estaba tururú. Pues al rato empezó a llover, y David dijo "Y esta niña?, cómo lo ha sabido?". Le dice a Norah "Dame la mano." Y Norah se la dio, pero se la dio dándole a entender que era porque a ÉL le hacía falta, no a ella... (en plan "pobre papá, que no se entera"). Poniendo sonrisa de Mona Lisa.
Menos mal que el desayuno del hotel estaba bien, y era de calidad. Cogimos fuerzas para un día bastante tranquilo, dando un paseo primero por la calla de compras (mientras papá veía una tienda de deportes, Norah se echó una siesta en un sillón). Paseamos hasta Gamla Stan, donde comimos de merienda en un tailandés. 
Ya la cena fue en un sitio con un Food Court, y fuimos a un típico sueco carísimo. David tomó de nuevo pyttipannu, y yo una ensalada de salmón con mucha lechuga y poco salmón. 18 euracos. Norah picoteó de todo.
Y tocaba descansar y hacer maletas otra vez. Al día siguiente aprovechamos después del desayuno y fuimos al museo de historia, con cosas de vikingos: David y Norah hicieron pan vikingo, tiraron flechas... A Norah había cosas que le daban miedo pero sí que se quedó con el tema, que a la vuelta algún día ha visto Vicki el vikingo y lo ha reconocido como lo que vimos en el museo.


Ea, y andando por la calle con una Norah a ratos enfadada, pero como una campeona, nos fuimos al autobús de camino al aeropuerto. Y a casa, a los calores de Madrid, a trabajar unos y al pueblo con los abuelos la más afortunada. 



La verdad es que Norah el viaje lo llevó superbien. Aguantaba todo el día desde por la mañana hasta la noche. Caminando ella sola muchos ratos. Ni un escape de pis. Comiendo a deshoras. En fin, es mejor viajera que muchos adultos. Sí, a veces necesitaba descargar un poco el estrés contra nosotros, pero lo normal. El año que viene, ¡más lejos y más tiempo!

Londres último día y de camino a Finlandia

Las vacaciones acabaron y vuelta al trabajo... sin tiempo para muchas historias. Menos mal que escribí las cosas del viaje para no olvidarme de nada.

En Londres el último día fuimos a Camden a comer y a ver el mercado y eso. Mucho ambiente, un tiempo excelente. Llegamos paseando por la orilla de un canal donde había barcos donde vivía gente, alguno haciendo piragua... En Camden comimos un típico English Breakfast (habas, huevo, morcilla, bacon) en un pub también más o menos típico. Luego tomamos un helado que te preparan al momento con nitrógeno líquido, del sabor que prefieras. El sitio se llama Chin Chin Labs. Carísimo. Estaba bueno pero... para mi gusto actual demasiado dulce. No tanto si se compara con los helados normales. 
Luego cogimos un autobús de dos pisos de los que tanto fascinan a Norah, quien se quedó dormida. Y nos fuimos a un parque a que se siguiera echando la siesta. Y tan a gustito. Había muchos londinenses disfrutando del sol. Luego, con pasada por el parque incluida, fuimos al British Museum, que no había nada de cola. Gratis!, como el resto de museos. A Norah no le gustó tanto aunque las momias le causaron cierta impresión. A mí me gustó mucho ver la piedra de Rosetta. Está bien pensada... Luego estuvimos mirando la tienda del museo. Yo por mí me habría llevado todos los libros, pero no se podía, claro.
De vuelta a casa pasamos por el parque Russell, donde un par de días antes un ataque de un loco con un cuchillo. Había flores y notas. Cogimos el metro y antes de ir al hotel compramos un take away chungo, pero en fin, es lo que había. Luego dejamos las maletas preparadas porque al día siguiente tocaba supermadrugón para ir con los maletones en metro hasta la estación de tren, para ir en tren hasta Gatwick a coger el avión. Nos levantamos a las 5 de la mañana y Norah se portó estupendamente. Luego, en el avión no se durmió nada, a pesar del cansancio. Eso sí, cuando en Finlandia cogimos el coche de alquiler, fue montarse y ni comer ni nada, se quedó sobada en cero coma. Y estuvo dormida casi todo el viaje hasta que llegamos al camping de Ruovesi.