El momento de irse a dormir de Norah siempre ha sido tanto crítica para nosotros. Ya desde pequeña hemos intentado que todo sea como una especie de "ritual" donde cada uno tiene que realizar su función de la manera correspondiente con el objetivo de conducir a Norah a un estado de relajación adecuando con el que le cueste poco conciliar el sueño. Salvo el experimento que hicimos cuando Norah aún tenía unos 3-4 meses y le daban esas "disrritmias vespertinas" insoportables, siempre hemos elegido hacer las cosas en el siguiente orden: jugar-cena-baño-dormir. El experimento fue hacer el baño antes de la cena, como hace mucha gente que tiene niños, pero no resultó nada fructuoso.
Como siempre lo hemos hecho así, salvo algún día que se nos ha hecho un poco tarde y prescindimos del baño, Norah ya sabe lo que toca cuando terminamos de cenar y subimos por las escaleras a la habitación "amenazándola con comerle el culo" si no sube rápido las escaleras :) Sabe que toca preparar la ropa, ir al cuarto de baño, desvestirse, meterse en la bañera, jugar un rato con el agua, salir, vestirse y meterse en la cama a dormir mientras se toma un biberón de leche. Sin embargo, ella ya se encarga de hacer que cada una de estas tareas tengan algo de especial... como que hay días que se resiste un poco a quitarse la ropa, otros en los que no quiere salir de la bañera (que por cierto, comenzó a ser la tónica habitual durante un montón de tiempo hace unas semanas) aunque el agua ya esté más fría que la del Báltico en invierno, o días en los que no quiere vestirse (que parece que está siendo lo habitual últimamente) y te monta la de San Quintín para ponerse el puñetero pañal, el body de manga larga y un pantalón (hasta hace dos semanas siempre dormía con pijama pero desde que empezó a quejarse a la hora de vestirse para ir a la cama le cambiamos la ropa por si pudiera tener que ver).
Hubo un tiempo en el que Sari y yo usábamos las pantallas de los móviles para mostrar vídeos algunos de los preferidos de Norah (casi todos relacionados con Frozen y la canción de "Lohtu" finlandesa en bucle infinito hasta que caía rendida... ahora yo creo que ya le ha cogido hasta asco) y así ayudar a que se relajara y conciliara el sueño mejor. Pero después de algunas referencias que ha encontrado Sari sobre estudios relacionados con la visualización de pantallas por la noche en niños de corta edad, decidimos cortar de raíz con esa costumbre y no volver a mostrarle una pantalla de móvil salvo que fuera críticamente necesario (actualmente solo lo usamos cuando tenemos que cambiarle el pañal por la mañana... para que se esté quieta y no llene todo de caca).
Así que lo que hacemos ya desde hace un tiempo es leerle un cuento. El primero que se utilizó para tal menester fue, como no, el de Frozen. El cuento que cuenta, valga la redundancia, la historia que se describe en la película y que Norah se sabe de Pe a Pa. Todas las noches las casi 50 páginas del libro de Frozen. Si tenías suerte y se dormía pronto te podías saltar el final. Más tarde descubrimos que si no empezabas en la página 1 tampoco pasaba nada y parecía que no se daba cuenta, salvo cuando te pasabas de listo y empezabas ya muy avanzado y claro terminabas pronto y Norah te decía que empezaras otra vez :0
Así que, aprovechando que Papá conservaba la colección de clásicos populares de Walt Disney que mis padres nos regalaron a mi hermana y a mí cuando teníamos como más que los que tiene ahora Norah, allá por el año 1985, decidimos ir metiendo poco a poco cuentos más novedosos para Norah (no para el resto de los mortales).
Así que el primero de los libros que intentamos poner como cuento de irse a dormir fue el de "Pinocho y el Titiritero". A mi me gusta que hacer el cuento ameno, así que trato de contarle también detalles de los personajes secundarios que aparecen en los cuentos. En el caso del cuento de Frozen, siempre le comentaba cosas graciosas sobre el Duque de Wi-sel-ton o sobre una mujer que siempre aparece con un bebe el brazos que yo le digo que es la Mamá de Giusepe (un compañero de la Guarde). De esta manera, siempre que Norah ve un dibujo de estos personajes los señala, se ríe y me dice: "Papaaa, Sepe" (Mama de Giusepe) o "Papaaa, Tooon" (Duque de Wiselton). En el caso del cuento de Pinocho, los personajes secundarios con los que hacíamos las gracias era Pepito Grillo.
El caso es que Pinocho no le desagradó pero con lo que de verdad lo petamos fue con el cuento de "Dumbo, el elefante volador" de manera que decidió cambiar al Reino de Hielo y a su amigo Olaf por el elefante torpe que consigue volar moviendo sus enorme orejas. De hecho, tanto le gustó que hubo un tiempo en que sólo quería Dumbo, Dumbo y Dumbo. Nada de Frozen, eso pasó a la historia. Fue una fase de su niñez. Ahora quería Dumbo que molaba más.
Pero después de una semanas Papá acabó un poco hasta las p de Dumbo, así que decidió probar y cambiar el cuento a ver que pasaba. Esta vez el elegido fue "Bambi", que parece que también le gustó... pero no lo suficiente como para sustituir a Dumbo. Así que a partir de entonces lo que Norah quería era que su Papá le contara el cuento de Dumbo y después el de Bambi :(
Sin embargo, poco a poco la hemos ido enseñado que sólo se cuenta un cuento antes de dormir. Así que muchas veces, aunque no tiene sueño, sabe que ya es hora de dormir, así que se despide del cuento dándole un beso en la contraportada, te lo entrega para que lo guardes, te pide la mano para cogerla y se queda con los ojos mirándote la cara o al infinito hasta que Morfeo la puede y se queda con ella.
Estos han sido los cuentos que le hemos enseñado hasta ahora y que parece que han tenido algo de éxito. En orden en el que están es el orden en el que se los hemos ido introduciendo:
- Pinocho y el Titiritero
- Dumbo el Elefanto Volador
- Bambi
- Winney Puh
- Pinocho y la Ballena
- El pinguino friolero
- El Libro de la Selva
- 101 Dalmatas