El día 28 de Febrero fue la primera vez en la que Norah pisó oficialmente la nieve. Fue en Navacerrada y la acompañaron los abuelos, su tía y sus papás, y la verdad es que fue un día mágico.
Ese día la idea era levantarse pronto para aprovechar bien el tiempo para que la enana pudiera disfrutar durante todo lo que quisiera de la nieve. Pero nada más levantarnos, miramos el estado del tráfico en GoogleMaps y vimos que ya había problemas de retenciones para la subida al puerto. Así que decidimos cambiar de planes y hacerlo de otra manera.
Así que lo que iba a ser un día intensivo de jornada "Frozen", terminó siendo un día de turismo por La Granja (un pueblo segoviano muy bonito) dándonos la oportunidad de disfrutar de la gastronomía del lugar.
Más tarde y después de comer como Dios manda, para reposar la panza, pensamos que lo mejor era subir a Navacerrada por la vertiente Norte y mirar a ver si a partir del momento en que se cierran los remontes podría ser más fácil de encontrar aparcamiento. Y así fue. A partir de las 4pm la cosa cambia totalmente y mucha gente decido bajarse para Madrid para evitar los atascos.
Nosotros llegamos a media tarde. Estaba oscuro porque estaba nublado pero todavía se veía bien. Además tuvimos la suerte de encontrar aparcamiento en Los Cogorros, en frente de donde está la estación de esquí y la Residencia Militar.
Así que allí mismo nos pusimos la ropa de la nieve que, por cierto, había como un metro de espesor, y sacamos el trineo recién comprado en Decathlon. No sin antes inmortalizar la escena con unas cuentas fotos desde todas las cámaras de rigor: la del móvil, la Lumix y la GoPro.
Sobre la GoPro, grabamos videos en primera persona de la cara de la enana montando en el trineo. La pena es que el primer video, por alguna razón se paró sólo antes de terminal el primer minuto, por lo que no se puede ver exactamente la cara que ponía la enana la primera vez que se montaba en trineo.
Os puedo decir que nos costó un monto convencerla para que se montara. Como siempre, no se fiaba. Parece que le gustaba la idea y se sorprendía de ver los otros niños en sus trineos, pero no había narices de hacerla que se sentara en el trineo. Estuvimos haciendo un Olaf de nieve para que se fuera acostumbrando y perdiendo el miedo, pero nada.
Al final, no se muy como hicimos para que se sentara un momentín en el trineo empujarlo rápido. Y en esta ocasión la cara de cabreo y desaprobación desmesurada que suele poner en estos casos cambió de inmediato cuando al sentir la sensación de deslizarse sobre la nieve... momento en el cuál comenzó a reirse como una tonta... con la típica risa contagiosa que no se puede reprimir.
Al final, no se muy como hicimos para que se sentara un momentín en el trineo empujarlo rápido. Y en esta ocasión la cara de cabreo y desaprobación desmesurada que suele poner en estos casos cambió de inmediato cuando al sentir la sensación de deslizarse sobre la nieve... momento en el cuál comenzó a reirse como una tonta... con la típica risa contagiosa que no se puede reprimir.
Tanto fue así, que después no había quien la hiciera bajar del trineo. Sin hablar de que sólo le faltó un látigo para hacernos que tiráramos de ella una y otra vez ladera arriba y ladera abajo. Correr en la nieve con la ropa de nieve cuesta mucho (para eso se inventaron los esquíes) y uno no esta preparado.
Así al final se lo pasó pipa la tía... y así quedó grabado en un par de vídeos muy graciosos de la GoPro.