miércoles, 31 de agosto de 2016

Digest: Agosto 2016


Pues estas son las cosas que han pasado durante el mes de Agosto de 2016:

- Estando retenidos en el avión que nos lleva a Londres, en el aeropuerto de Luton, con la gente desesperada por salir o estirar las piernas, Norah están tan pichi jugando con el NIPA (iPad) y dice: "Aquí en el avión se está agustito". (1 agosto)

- En Picadilly, me dice que le de la mano. Yo le digo que no porque no me ha dejado hacerle antes una foto, y ella me dice que le tengo que dar la mano porque si no se cae... y no quiero que ella se caiga, no??? (3 agosto)

- Después de una rabieta gorda de tirarse por el suelo, cuando ya estaba más tranquila dice que quiere ducharse porque ha chupado la moqueta... y así fue. (3 agosto)

- Le digo si quiere ir al baño y dice que no. Le digo que se lo piense porque vamos a subirnos en un autobús y no va a poder ir al baño en mucho rato y dice: "Entonces sí que tengo que ir al baño". (4 agosto)

viernes, 5 de agosto de 2016

Londres día 3

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Eso es lo que cuenta Norah del día de hoy.
Era nuestra excursión. Madrugón. Yo me desperté por primera vez a las 5.20 y ya era de día. Nos levantamos antes de las 6.30 para ir al punto de encuentro. Alguna gente llegó tarde. Tardamos más de una hora y media en salir del gran Londres. Sólo íbamos 5 personas (nosotros con 2 mexicanas), aparte del conductor y la guía, Manon. Muy maja. Por cierto, que vimos las embajadas de España y Finlandia.
En primer lugar fuimos a Windsor, un castillo construido por los normandos hace casi 1000 años. No entramos porque íbamos con poco tiempo. En su lugar vimos el cambio de guardia (que a Norah le dio un poco de miedo). Eran los mismos pelochos que en Buckingham así que a lo mejor eso nos lo saltamos, ya veremos. Luego compramos algo de comer y fuimos a ver el Támesis y los cisnes.
Desde ahí fuimos a Stonehenge. Yo tenía muchas ganas de verlo. Y Norah también, después de haberle contado que eran unas piedras supergigantes que habían colocado los Antiguos. Era algo más pequeño de lo que nos pensábamos. Lo que es impresionante es todo lo demás prehistórico que hay en los alrededores, y que durante milenios andaran trasteando por la zona. Todas las teorías sobre su construcción y uso son muy interesantes. Norah hizo muchas fotos y le gustó mucho. Fue lo que más nos gustó a todos del día.
De ahí fuimos a Salisbury, con una impresionante catedral que inspiró a Ken Follett a escribir Los Pilares de la Tierra. Además, ahí guardan la Magna Carta, una especie de inspiración de muchas convenciones posteriores de Derechos Humanos y similares. Parece mentira que la hiciera el malo de mi película favorita de la infancia, Robin Hood.
De vuelta a Londres veníamos dormitando. Curioso que antes de salir le dijimos a Norah que si quería ir al baño. Dijo que no. Le explicamos que estaríamos mucho rato en el autobús. Dijo que "Entonces sí quiero ir al baño". Por un pequeño percance del bus en Londres, nos bajamos antes de tiempo para ir al Rainforest Cafe, una especia de selva hecha para sacarle el dinero a los padres para que sus criaturas se lo pasen muy bien. La comida plaaafff pero al menos Norah estaba entusiasmada. Luego un paseíto por Chinatown y de vuelta. 16 h de turismo que Norah ha aguantado mejor que nosotros. Manon incluso dijo que qué niña tan tranquila y de buen comportamiento. (Y así es, salvo alguna situacióm de estrés extremo como ayer en Big Ben.)
A Norah hoy lo que más le ha gustado han sido "la iglesia y las piedras".

jueves, 4 de agosto de 2016

Londres día 2

Esta mañana de nuevo nos lo hemos tomado con calma. Cuando ya parecía que sobre las 11 podríamos salir, Norah se enfadó y finalmente tardamos como otra hora más en salir. Más tarde comentó que había sentido rabia de causa no identificada, y que lo sentía. Supongo que por eso se llama "rabieta". Cogimos un autobús de dos pisos para ir "tan a gustito" como dice Norah hacia el Puente de Londres. Norah se echó una buena siesta de una hora mientras nosotros veíamos escenas de la vida londinense.
Cuando llegamos al puente, echamos algunas fotos de la Tower Bridge, que es muy famoso en las estampas londinenses. Después cogimos algo de mangiare de un Prêt a manger y fuimos dando un paseo por la orilla norte del Támesis. Llegamos a una plazoleta, del antiguo mercado de Billbridge, donde londinenses de verdad también andaban almorzando. Se ve que el almuerzo se lo toman de tupper porque cualquiera se gasta el dineral que cuestan los restaurantes. Norah ya decìa que tenía hambre así que nos comimos un montón de cosas "riquísimas" y algo más baratas que el día anterior.
Así pues ya eran las 15 h cuando conseguimos, tras soltar la pastaca, entrar en la
Torre de Londres, antiguo castillo, prisión, armería, lugar de ejecuciones... como para hacerse un Juego de Tronos. Al principio escuchábamos a un beefeater contarnos cosillas con gracia peromiba muy lento aquello así que nos fuimos a nuestra bola.
Como era esperable, la Bloody Tower a Norah le dio miedo. En la Cámara de las Torturas preferimos no intentar entrar. Lo que fue raro es que en las Joyas de la Corona también surgió ese pavor que le da a veces a Norah, y tuvimos que colarnos n poco por dentro para saltar la parte de susto (ruido, luces, oscuridad). Luego ya vimos las coronas, los cetros y demás, con diamantacos enormes como el Koh-i-Noor. 103 kilates. Casi nada.
A la salida Norah se tomó un helado y persiguió a unas palomas (lo ha tomado por afición en este viaje) mientras su papá se fue a ver otra Torre llena de escaleras por dentro. Y ya era la hora de salir. De ahí nos dirigimos a un barco que nos llevó hasta el London Eye, esa noria gigante del milenio. Una hora de cola entre comprsr las entradas y subir. (Previamente vimos el Palacio de Westminster con su Big Ben o Torre de Isabel, con rabieta chunga incluida, para asombro de una gran multitud de turistas y ciclistas.)
La noria en sí está bien, pero es muy caro... 30 euros a lo normal, 42 con fast track, 33 si es por internet. Porque es de esas cosas que "hay que hacer" que si no...
Luego ya metro, comida para llevar y cena, baño ("porque me he retozado por el suelo del Big Ben y he chupado la moqueta" decìa Norah) y a la cama que mañana toca madrugón para ir a Windsor, Stonhenge!!!!! y Salisbury.

miércoles, 3 de agosto de 2016

Londres día 1

Tardamos en salir por la mañana porque nos lo tomamos con calma por el cansancio del día anterior. Lloviznaba un poco pero eso no frenaba la alegría de Norah al ver los autobuses rojos de dos pisos. Ella decía que habría un conductor en cada piso, pero luego vio que no. Cogimos el metro hasta el museo de Historia Natural para ir a ver los famosos dinosaurios y fósiles que le habíamos prometido a Norah. En el metro de Londres hace caaalooorrr pero es rápido. En poco más de media hora nos plantamos en la cola del museo, que fue más rápida de lo que su tamaño hacía pensar. Aun así, cuando conseguimos entrar, Norah se dirigió directa al restaurante de donde llegaba olor a comida. "Tengo hambre." Pues nada, a dejarnos los libras en comer no mucho, no muy barato y tampoco superbueno. Al menos el museo es gratis ;) Encima la mamá de Norah tiró un pimentero y lo rompió :s
Luego ya había como una escalera mecánica que atravesaba las tripas de la Tierra. Norah de repente empezó a llorar por el ruido, la oscuridad y las luces rojas, y no quería subir... Pero tampoco se podía bajar. Toda la planta de la tierra y los terremotos le daba miedo e iba lloriznando así que la recorrimos a toda prisa y nos fuimos a buscar los dinosaurios. Por el camino vimos pájaros, fósiles, piedras... Y cuando llegó el momento de los dinosaurios... Ruido, oscuridad y luces. A Norah le dio un chungo y no quiso ir. Lo intentamos dos veces más y nada. Tanto tema con los dinos y nos fuimos sin verlos. Ahora dice que lo que más le gustó fueron los dinos. Bien es cierto que algunos de hueso sí vimos. El pulpo y la ballena azul y las piedras también le gustaron.
A la salida y ya que estábamos, fuimos al Museo de la Ciencia, que está al lado. De camino Norah se metió un piñazo jugando con unas pompas gigantes de jabón que hacía un señor, aunque no se hizo daño. En el museo de la ciencia vimos alguna cosa, pero la parte del Espacio, con luces, oscuridad y ruido nos la tuvimos que saltar por ese miedo lloroso que le da.
Después ya cogimos un bus de dos pisos, y subimos al piso de arriba. En ese momento Norah ya estaba muy cansada y se sobó, sudando a mares. Atravesamos Oxford Street, llena de tiendas y de compradores. Cuando nos bajamos fuimos a cenar a un sitio típico de puré de patata con salchichas o empanada. Estuvo bien.
Desde ahí, a Piccadilly Circus, con fotos y un poco de street dance que hizo Norah. Ya cuando nos íbamos, su papá no consiguió hacerle una foto donde el metro. Al ir a bajar Norah le decía "dame la mano" y su padre "no que no te has hecho la foto" y Norah "me tienes que dar la mano porque hubo un niño que nomle daban la mano y se cayó, y tú no quieres que yo me caiga verdad?".
A David lo que más le ha gustado ha sidonel DIY del Museo de la Ciencia y los fósiles. A mí, la cantidad de gente tan diferente que hay en Londres y que de momento la he sentido acogedora.

Camino a Londres

Como siempre, hicimos las maletas in extremis, por no cambiar de costumbre. Norah esta vez se trajo su propia mochila con Pupu y Nalle. Conseguimos embarcar sin muchas incidencias. Norah se durmió casi enseguida y nosotros también un ratito. El avión salió con media hora de retraso. Pero lo peor no fue eso. Parece ser que en nuestro aeropuerto de destino había saturación y estaba cerrado (aunque hubo quien dijo algo de un paquete sospechoso). Así que nos dijeron que nos llevaban a otro aeropuerto en el quinto pino... para finalmente aterrizar en uno tercero (es que aquí hay 6 aeropuertos, pero éstos los usan de verdad, no es como en Españaeeeeffffdvd wryuioa
Vale, eso último lo ha escrito Norah.
Nos tuvieron como 2 horas y al final nos llevaron donde teníamos que ir. Mientras la inmensa mayoría del pasaje adulto protestaba y vociferaba, Norah decía "estamos tan a gustito aquí en el avión". Para que luego renieguen de los niños en los aviones. Norah se portó mejor que cualquiera de los adultos que había ahí.
Luego tocó hacer supercola de entrada al país (para qué se quieren salir de la UE, si ya lo ponen difícil para entrar?), coger maletas (con rotura de una incluida), ir al tren ("estamos tan a gustito aquí en el tren"), metro y paseíto en la lluvia con el equipaje al hotel. El hotel está enfrente de un parque algo lejos de la City. Es como un edificio de casas normales de Inglaterra. Peculiar. Los que lo llevan son extranjeros. Uno se llama Federico y es de Italia. Luego fuimos a cenar a un turco pero como estábamos todos cansados comimos menos del hambre que traíamos.